lunes, 13 de agosto de 2012

La ausencia, el regreso, la evolución, y la continuación...

Pido sinceras disculpas por esta ausencia prolongada en el tiempo aquí en el blog. En el listado de prioridades, terminé por ahondar en otros eventos profesionales, que luego les comentaré con más tranquilidad.

Así, estaba yo buscando una decisión de la Suprema Corte de los Estados Unidos sobre la financiación de las elecciones, y he encontrado un análisis bastante sencillo de lo que está pasando, aunque sea hecho por periodistas. De esta manera, juzgué conveniente compartir con vosotros este sencillo punto de vista. Have fun!

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Avalancha de dinero en las elecciones de EE.UU.

24 jun 2012 19:26
Dólar en un asta
La financiación de una campaña electoral siempre ha sido muy importante en Estados Unidos, la capacidad para recaudar dinero es una medida de cómo le está yendo a un candidato. Pero en esta ocasión, se están viendo donaciones sin precedentes, nuevas maneras de introducir dinero en las elecciones y de influir en el proceso.
Además de las abultadas arcas de campaña de cada candidato que, sin embargo, sólo puede recibir hasta ciertas sumas determinadas por las autoridades electorales, nuevas reglas permiten a individuos y corporaciones donar decenas de millones de dólares a causas afines a su partido o candidato preferido.
El nuevo sistema puede afectar cualquier contienda electoral, desde la municipal y la estatal hasta la federal, pero es en las presidenciales donde tiene el mayor efecto.
En 2012, el dinero se ha vuelto más importante y más preocupante que nunca, dicen los observadores.

Aumento exponencial

Las sumas que se mueven han estado subiendo exponencialmente con cada temporada electoral. Antiguamente, un candidato recibía fondos federales -recaudados de los impuestos- de acuerdo al número de donaciones que había recibido. Así se garantizaba una suma respetable para la campaña y condiciones más o menos niveladas para los contrincantes.
Un candidato podía recibir unos US$40 o US$50 millones pero con condiciones: había límites en cómo y dónde se podía gastar ese dinero.
En 2008, Barack Obama optó por no recibir fondos federales. Aunque sus simpatizantes estaban limitados en lo que podían dar, la campaña no tuvo restricciones sobre cómo utilizar esas donaciones.
Obama recaudó US$750 millones en contribuciones directas mientras que su contrincante republicano, el senador John McCain, estuvo limitado por los fondos federales y, como se sabe, el resultado final no le fue favorable.
McCain introdujo una legislación con apoyo bilateral de su homólogo demócrata Russ Feingold para reformar la financiación de las campañas electorales. A pesar de ser aprobada, la Corte Suprema de Justicia, en un caso histórico de 2010, falló a favor de un grupo político republicano que demandó a la Comisión Federal Electoral (FEC) porque no le permitió emitir una publicidad de televisión crítica de la entonces aspirante presidencial Hillary Clinton.
"La corte tomó una decisión siguiendo líneas ideológicas que está teniendo un influencia profunda en las elecciones", le dijo a BBC Mundo Judd Legum, analista y vicepresidente de comunicaciones del Centre for American Progress, un instituto liberal en Washington.
El fallo fue en torno a la libertad de expresión, uno de los derechos fundamentales individuales consagrados en las enmiendas constitucionales de EE.UU.
"Básicamente, los magistrados dijeron que el dinero es expresión. Así que si yo compro un millón o diez millones de publicidad política, es una forma de expresión e interferir en eso es interferir en mis derechos", explicó Legum.

Super PAC

Esa decisión abolió todos los límites de lo que un individuo puede invertir en una causa política y abrió la puerta al caudal de dinero que se está viendo actualmente en estas elecciones.
Individuos y corporaciones pueden donar cantidades ilimitadas a organizaciones que se conocen como Comités de Acción Política (PAC, por sus siglas en inglés). Son grupos de intereses creados que apoyan a un candidato en particular, su partido o una causa afín. Los más poderosos se conocen como "super PAC".
Esto ha permitido que individuos como Sheldon Adelson -dueño de casinos y uno de los hombres más ricos de EE.UU.- declarara que están dispuestos a invertir hasta US$100 millones para ver elegido al presunto candidato republicano, Mitt Romney.
Adelson ya ha entregado US$7,5 millones al super PAC Winning our Future (Recuperando nuestro futuro), adepto a Romney, y US$2,5 millones a otro que favorece a legisladores republicanos. Fuera de esto, a nombre de su esposa Miriam, ha donado otros US$15 millones a las mismas organizaciones.
"Es más dinero del que hemos visto", comentó Candice Nelson, experta en financiación de campañas y profesora de Gobierno de la Universidad Americana en Washington. "No sabemos cuánto más va a ser, de dónde vendrá ni cómo se utilizará".
Legalmente los PAC tienen que ser independientes y no pueden estar en coordinación directa con las campañas, indica la profesora Nelson, pero inclusive esa restricción es bastante relajada.
"Toda la gente que los administra ha tenido sus conexiones en el pasado con uno u otro candidato. Conocen su mentalidad y tienen idea de la dirección en que va", expresó la académica.
Judd Legum del Centre for American Progress añade que los asesores de Romney u Obama pueden asistir personalmente a las funciones y eventos de los PAC donde se recaudan los fondos. "No pueden pedir el dinero directamente pero ahí están presentes. La distinción se pierde".

Campaña negativa

El poder de los super PAC quedó en evidencia durante la elección especial revocatoria a principios de junio contra el gobernador republicano de Wisconsin, Scott Walker.
Un movimiento político quiso destituirlo por haber promulgado leyes en contra de los sindicatos. Walker sobrevivió, sin embargo, gracias a los PAC republicanos, provenientes de otros estados, que inundaron Wisconsin con más dinero que en cualquier otra elección en toda su historia.
Hasta ahora, la mayoría de estos fondos se han utilizado en publicidad política de radio y televisión. Durante las primarias del Partido Republicano, los simpatizantes de Mitt Romney ahogaron a la oposición con decenas de millones de publicidad política negativa.
"Como ese dinero está técnicamente separado de la campaña, el candidato puede separar su campaña de cualquier coletazo que genere ese tipo de publicidad", manifestó el analista Legum.
Pero la independencia de los PAC puede generar problemas, opinó la profesora Candice Nelson. "Es difícil para una campaña formular su propia estrategia cuando estos grupos están haciendo cosas por su propia cuenta".
El peligro es que el control de la campaña se le salga de las manos al candidato, dijo Nelson aludiendo a un super PAC adepto a Romney que quería introducir el tema del otrora polémico pastor de Barack Obama en una serie de comerciales contra el presidente.
Romney se opuso al lenguaje inflamatorio de esa publicidad, pero tenía las manos atadas. Afortunadamente para él, el PAC decidió retirar los comerciales.
"Cuando un individuo o un grupo puede utilizar sus recursos para inyectarse en una campaña, el mensaje puede no ser el que el candidato quiere ni por el cual aboga", resaltó la experta en financiación política.
Lo que teme Judd Legum es que inunden los medios con tanta publicidad que abrumen la habilidad del votante para evaluar y juzgar al candidato así como cuestionar la veracidad de sus declaraciones.
"Se va a volver peor a medida que se acerca el día de las elecciones", aseguró. "Se pierde el sentido de responsabilidad, dicen lo que quieren y ya no hay tiempo para responder a una declaración incorrecta".
"Alrededor del día de las elecciones se ven los comerciales más mentirosos y más negativos y no hay nada que hacer", concluyó.

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