martes, 17 de abril de 2012

O caso Repsol-YPF en Argentina: ¿Está bien o no?


Aquí está un evento interesante para comentar en el blog, y confieso que no fue fácil formar una opinión a respeto. He leído mucho para escribir un solo post y, quizás, poder transmitir el mensaje que realmente quiero.


No es algo nuevo en América Latina. La nacionalización de empresas de titularidad extranjera es una posibilidad real en algunos países, y casi siempre es utilizada de manera abusiva. Sus motivos pueden ser los más diversos, declarados muy a menudo como una nueva conquista de la nación, una tomada de poder  por sus verdaderos dueños. Discursos populistas enmarcan dichos ocurridos, hacen feliz a la sociedad y enfadan sobremanera tanto al país afectado como a los mercados.


En un Estado de Derecho, hay la sumisión a la ley por todos de manera igual, tanto por gobernantes como por gobernados. La existencia de reglas de juego sólidas, justas (o por lo menos que objetiven ser así) y bien hechas asegura la previsibilidad respecto de los actos de las autoridades. La responsabilidad legal del Estado y la posibilidad de demandar daños y perjuicios por sus acciones y omisiones, garantizan el apego a la Ley. La seguridad jurídica tiene que ver dicha estabilidad de las normas, un control ante las arbitrariedades que puedan surgir. Junto al principio de irretroactividad de las leyes y de la legalidad, la seguridad jurídica genera obligaciones y compone un conjunto básico de la fundamentación de este denominado Estado de Derecho.


Sin embargo, al mismo tiempo que representa un control, un freno, dicho principio algunas veces acaba por ser invisible. ¿Porqué? Bien, aquí hay todo un abanico de posibilidades. En el caso de las nacionalizaciones, el "interés público" se sobrepone, anulando la seguridad jurídica. A la vez, este "interés público", término extremamente variable, es comúnmente utilizado por los populistas (o políticos que simpatizan con esta corriente de pensamiento) como estrategia política tanto para obtener una victoria en las urnas, como también para desviar la atención de problemas que afectan la escena política de un país, como puede ser un escándalo de corrupción, una crisis económica, y otros tantos. 


El caso Repson-YPF cayó como una bomba sobre la cabeza del primer ministro español Mariano Rajoy, que ya se encuentra bastante agobiado con las presiones venidas tanto de Bruselas como de los mercados internacionales. En el ojo del huracán de la crisis, España siente que el acto de la nacionalización por parte de Argentina de una de las mayores empresas del país es un acto de provocación, un acto hostil, un acto literalmente innecesario. La prensa española refleja claramente el disgusto y en algunas veces un fuerte enfado como reacción a todo esto. (noticias pueden ser encontradas aquíaquí, y algunas opiniones más duras aquí).


Con todo, no se comenta el otro lado. No voy a exponer las razones económicas para dicha nacionalización, pero sí me parece importante aclarar que muchas veces contratos de privatización de servicios esenciales son redactados de manera abusiva, y firmados por manos de gobernantes que saben lo que están haciendo. No raras veces, dichos contratos representan el resultado de un lobbying, de corrupción directa, pero atienden por el nombre de la innovación de la máquina estatal basada en teorías neoliberales.


No soy de derechas y tampoco de izquierdas. Soy consciente que teorías radicales no caben en el mundo complejo que vivimos. Tanto uno como otro presentan graves defectos que ya fueron comprobados en la práctica, conduciendo a la conclusión de que lo ideal es buscar un punto de equilibrio entre los dos. Dicho equilibrio es esencial y es este que debe atender al interés público, olvidando la conveniencia tanto del Estado como de los mercados.


En el caso expuesto, no hay santos. Repsol es una de las empresas que guarda sus riquezas en paraísos fiscales como otras tantas de bandera española y, de esta manera, no pagan sus impuestos. También es cierto que muchas de las ganancias que lograba en Argentina no era revertida a favor de este mismo país. Por otro lado, el gobierno Kirchner tiene un histórico no solo populista (aunque no totalmente), sino también de problemas comunes a tantos otros países, como la corrupción. Además, en los últimos meses hubo la descubierta de nuevos puntos de crudo en el país, representando una nueva mina de oro para Argentina. Está claro que el gobierno no dejaría todo eso pasar.


La extracción del petroleo generalmente es gestionada por el Estado, siendo que debido al poder que concede al país, algunos gobernantes cambian radicalmente de postura, para el bien como para el mal. Ellos encuentran una manera de dominar esta actividad casi que por completo y utilizan el crudo en contra de los países que tienen déficit energético. Petroleo es poder, el poder corrompe. Por lo tanto, el petroleo corrompe, la máxima del silogismo.


Como todavía es algo que no está consolidado, habrá que esperar algunos días para observar la reacción de los mercados y de los países involucrados. Sin embargo, me parece que la cuestión es mucho más profunda, porque no se trata de respetar la seguridad jurídica, la legalidad de los contratos, la forma elegida por Argentina en la expropiación. Para mí, todo esto conduce al debate sobre el aumento del populismo y su utilización en AL. Me permito alejar la economía en mi análisis y centrarme más en el peligro de que actos así estén siendo ejecutados de manera arbitraria para alcanzar objetivos poco justificables en otras situaciones.


Sinceramente, si realmente dicha expropiación sirva para que Argentina se desarrolle como país y mejore con la calidad de vida de sus ciudadanos, felicito a Sra. Kirchner por su coraje en hacerlo. Sin embargo, soy realista, y no creo que la gestión de la empresa obtenga el mismo éxito del modelo de administración noruego, que quizás sea el único modelo que se puede citar como realmente bueno.... son escandinavos, son famosos por su competencia. 


Quiero ser optimista... pero ¿porqué la realidad no me permite serlo?


PS: a mis amigos y lectores argentinos, luego luego publico algo sobre las Malvinas.


También, a quien interese, dejo un vídeo del discurso de Cristina Fernández de Kirchner, que me dejo sorprendida con su talento para la oratoria.





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